¿Qué es la Ira?
El primer paso es entender por qué sentimos o tenemos la emoción de la ira. La ira es una emoción que de algún modo creemos, nos protege cuando nos sentimos amenazados. Es una emoción intensa que se genera en el ser humano cuando la frustración se acentúa y no la sabemos controlar.
La ira como emoción secundaria
Tras la ira se suele ocultar un sentimiento primario, que tememos expresar o no sabemos manifestar, como la tristeza, o el miedo, la ansiedad o la frustración. Por este motivo la ira se considera una emoción secundaria, porque está mascarando el sentimiento verdadero.
La ira y la agresión ¿cuál es la diferencia?
Es importante entender que todas las emociones tienen cabida en la experiencia humana. Es vital desarrollar la habilidad de saber diferenciar entre sentir una emoción y manifestarla.
Sentir una emoción es sano y saludable, es parte de la experiencia humana. Diferente es cómo gestionamos esta emoción, y saber identificar el comportamiento que acompaña a este sentimiento. Es decir, si sentimos frustración porque alguien nos ofende, la frustración es un sentimiento y una respuesta emocional esperada y saludable. Si al sentir esta frustración, se intensifica la emoción y optamos por insultar o agredir al prójimo, la gestión de nuestra emoción se considera agresiva y, por lo tanto, poco saludable.
Cómo manejar la ira – entendamos nuestras emociones
El propósito de entender lo que sentimos es para llegar a identificar nuestros sentimientos antes de que la emoción de la ira dicte y determine cómo vamos a actuar.
Es importante que entendamos la diferencia entre comportamientos saludables y comportamientos poco saludables:
Comportamientos saludables: son aquellos que ayudan a mantener el sistema nervioso calmad y una conexión emocional estable con uno mismo y con los demás. Ejemplos de acciones saludables cuando sentimos la frustración, el enojo o la ira:
- apartarnos físicamente de la situación o de la persona que nos esté generando dicho sentimiento, hasta calmarnos.
- hablar con una persona de confianza que nos ayude a neutralizar la intensa emoción.
- tomar unos momentos para respirar profundamente y equilibrar nuestro sistema nervioso.
- caminar o hacer cualquier tipo de ejercicio físico.
- usar el método del cambio drástico de la temperatura corporal para calmar el sistema nervioso y distraer la mente, como agarrar cubitos de hielo en una bolsa o tomar una ducha templada.
- escuchar música que tenga un ritmo más lento que las pulsaciones del corazón.
Comportamientos poco saludables: son aquellos que dificultan la comunicación afirmativa, obstaculizan el control de las emociones o impiden una conexión emocional positiva. He aquí ejemplos de respuestas poco saludables cuando sentimos la frustración, el enojo o la ira:
- gritar, insultar, ignorar, despreciar, o amenazar.
- romper objetos.
- maltratar o dañar a otros o a uno mismo.
- tomar decisiones que perjudican a otros o a uno mismo.
- adicción (el abuso de sustancias, alcohol, porno, apuestas).
Efectos negativos de la ira
Algunos de los efectos negativos de la ira a largo plazo:
- El deterioro de la salud física, que incluyen problemas de corazón, alta presión, posibles problemas musculares y la manifestación de enfermedades autoinmunes, entre otros.
- Problemas de salud mental y emocional, así como la ansiedad o la depresión, problemas de comunicación, de pareja y de familia.
Conclusión
Una vez sepamos identificar nuestros sentimientos y cómo nos afectan, podemos crear el espacio interior emocional necesario para interceder y cambiar hábitos poco saludables. Es decir, al aprender a controlar nuestras emociones, desarrollaremos a su vez, la habilidad de manejar nuestro comportamiento no deseado.
Thea Brown es una Terapeuta Matrimonial y Familiar Asociada (AMFT). Recibió un Master en Psicoterapia Clínica de la Universidad de Antioch, Los Ángeles. Tiene antecedentes culturales diversos e internacionales y ha trabajado en Recursos Humanos, Educación y Capacitación, en el sector privado y sin fin de lucro. Su objetivo es ayudar a individuos y parejas de diversas poblaciones, permitiéndoles acceder a su potencial oculto para redescubrir su camino, propósito y auténtico ser.
Thea adopta un enfoque integrador que incluye la terapia psicodinámica, existencial y la terapia cognitiva conductual, en lo que respecta al manejo de la ira, la ansiedad, la depresión, el trauma y el duelo. Le apasionan las formas en que los procesos cognitivos llevan a sistemas de creencias dañinos. Ayuda a individuos a identificar y desarrollar patrones de pensamiento adaptativos desde una perspectiva basada en las competencias del mismo. El objetivo de Thea es proporcionar un espacio en el que las personas puedan sentirse apoyadas y capacitadas durante su viaje de autodescubrimiento y autoconciencia. Thea ofrece sesiones de terapia individual y de grupo, en inglés y en español, en persona y de forma virtual. Ofrece sus servicios bajo la supervisión de Silva Depanian, LMFT (MFC#121864).